domingo, 13 de julio de 2008

Cada vez más productores alquilan a pools de siembra

Sábado 26 de julio de 2008

Eduardo Quinzio ha tomado una decisión que quizá nunca hubiera querido. Autodefinido como un pequeño productor, le alquiló parte de su campo a un pool de siembra. Definitivamente, no le hizo caso a la presidenta Cristina Kirchner, que en pleno conflicto con el campo demonizó a los pools por su modelo supuestamente de concentración de la tierra.
El no sólo es la prueba de los efectos contrarios que ha logrado la política en materia agropecuaria hasta el momento, sino que corporiza también otra batalla que el campo ya comenzó a dar tras la derogación de las retenciones móviles: el tratamiento diferenciado de las retenciones para el segmento de los pequeños y medianos productores.
Lo que está ocurriendo en la Argentina es sintomático: según diversas estimaciones que circulan en el sector, todos los años unos 1500 productores pasan a ser rentistas con parte o toda de su explotación alquilando a otros productores más grandes o pools.
"Las retenciones no tienen en cuenta las diferentes zonas, la situación (por la escala) y le sacan lo mismo a alguien que puede sacar 2000 o 4000 kilos de rendimiento cuando los insumos cuestan lo mismo", señala Quinzio. "Me hubiera gustado seguir produciendo yo; esto no es lo ideal, pero los pequeños productores dejamos de ser viables. Acá el 60% de los campos está arrendado por pools de siembra", dice a LA NACION este hombre que lleva 45 años como productor en la zona de Oriente, en el sur bonaerense.
Son 200 las hectáreas que le alquiló a un pool que maneja 10.000 hectáreas en toda la región. Otras 200 hectáreas que posee también podrían seguir el mismo camino el próximo año, pero todo va a depender de las próximas señales del Gobierno. Algo de esperanza tiene hoy tras la marcha atrás de las retenciones móviles. "Ante tanta incertidumbre, uno se siente un poco más animado y hay alguna esperanza más, pero habrá que ver", precisó.
De paso anticipa que irá vendiendo de a poco la cosecha que todavía no comercializó; le quedan unas 120 toneladas de trigo. "Se van a ir normalizando las operaciones", anticipa. Con todo, con el pool ya en su campo habla de lo que le toca vivir hoy. "El pool tiene otras ventajas que yo no", subraya.
Los pools, que pueden ser desde un grupo de ingenieros agrónomos del Interior metido en el negocio de la siembra con la plata de otros inversores y profesionales hasta megaempresas que arriendan grandes superficies, corren efectivamente con unos cuantos cuerpos de ventajas. Tienen plata fresca de sus inversores todos los años, diversifican miles de hectáreas en diferentes zonas, lo que les permite bajar riesgos, y con el poder de la escala que manejan pueden negociar mejores precios para los insumos y los servicios que contratan.
"Hoy mi decisión tiene que ver con la falta de previsibilidad. La razón fundamental de esto es económica", explica
Los números con los cuales se manejó para definir su decisión son elocuentes. Si el produjera y le fuera bien en la cosecha después de haber invertido y asumido todos los riesgos, en el bolsillo le podrían quedar unos 100 dólares por hectárea en esa zona. En cambio, el pool le paga 150 dólares. Al margen de haberle alquilado al pool, también le proveerá el servicio de siembra y cosecha para tener otro ingreso. Como otros productores, él también está preocupado por la escalada de los costos, que impactan más en los pequeños productores. El año pasado a Quinzio le salía 400 dólares la tonelada del fosfato diamónico, contra US$ 1500 de ahora. "Si yo pierdo una cosecha, me va mal, mientras el pool tiene otra economía", señaló.

Adiós a las vacas

Quinzio ha tomado el camino de alquilarle a un pool. Pero hace unos años ya había tomado también otra decisión, en este caso con las vacas: dejó de ser productor ganadero. Era ganadero y hacía ciclo completo desde la cría hasta el engorde. Otra vez la política oficial lo sacó de la cancha. "Me hubiera gustado seguir con la ganadería", repite hoy. De ahora en más, sus próximos pasos los va a dar siguiendo de cerca la política oficial. No quiere perder más. En su campo el Gobierno ya logró el efecto contrario que supuestamente quería evitar con su política.

Por Fernando Bertello De la Redacción de LA NACION

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